lunes, 7 de enero de 2008

Despidos: la empresa ya no tiene intocables

07-01-2008 - Hace tiempo que su jefe dejó de invitarle a desayunar? ¿Está inusitadamente frío con usted sospechosamente han adjudicado un proyecto que nadie quería? Si sus respuestas son positivas, encienda la señal de alarma: su puesto de trabajo podría estar en peligro. Y es que las grandes empresas industriales no son las únicas que cierran plantas y recortan plantillas: ahora los más afectados son los trabajadores de cuello blanco, empleados de empresas que se fusionan o que externalizan o deslocalizan departamentos enteros. Así que nadie puede confiarse demasiado. "Nadie es imprescindible en una empresa, el cementerio está lleno de trabajadores que se creían intocables - advierte José Ignacio Arraiz, presidente de Hay Group-. De hecho, nadie debería ser imprescindible: si un empleado lo es significa que la empresa ha gestionado mal las cosas y no se ha preocupado de enseñar a otra persona los conocimientos que sólo tiene ese trabajador".

En caso de crisis, ¿qué trabajadores tienen más números para perder su puesto? Mercedes Fernández, directora en Barcelona de la consultora de outplacement Moa BPI, recuerda que "cuando el recorte de plantilla viene motivado por fusiones o adquisiciones se suele despedir a los trabajadores de la empresa comprada, aunque en teoría debería hacerse una evaluación objetiva para quedarse con los empleados más eficientes - explica-. Si la empresa decide despedir trabajadores para reducir costes, suele aprovechar para rejuvenecer a las plantillas y echar a los más veteranos, que además tienen posibles salidas menos traumáticas como la prejubilación y de esta manera los despidos afectan menos a la imagen de la empresa".

En este sentido, Jordi Vilà, socio director de Human Management Systems en Barcelona, lamenta que "hace unos años, en el sector de la banca y en grandes empresas como Telefónica se despidió a los empleados veteranos y ahora hay en su lugar chavales que cometen sus mismos errores. Ahora hay una cierta tendencia a acabar con esto - asegura Vilà- y a que prevalezcan criterios de efectividad, despidiendo al trabajador que realmente sea menos eficaz. Por tanto, el empleado que desarrolle bien su trabajo no tendría por qué tener motivos para preocuparse por su puesto".

Según Arraiz, de Hay Group, "en principio una empresa debería tener claro lo que aporta cada profesional de manera que, en caso de recorte de plantilla, empiecen despidiendo a los que resultan más caros y aportan menos". Aun así, reconoce que generalmente se empieza "por los que son más fáciles y baratos de despedir, que suelen ser los últimos en entrar, y esto es pan para hoy y hambre para mañana. Es como si el Barça sienta en el banquillo a Bojan y no a Ronaldinho porque éste es más popular, aunque juegue peor".

La función que desempeña un empleado en la empresa marca en buena manera sus posibilidades de salvarse de la quema. "Aunque depende mucho de cuáles sean los motivos de la crisis que obliga a la empresa a recortar plantilla, normalmente se empieza a despedir a los empleados de las áreas menos críticas para el desarrollo del negocio, mientras que las últimas suelen ser las de producción o venta", explica Jordi Vilà. Según José Ignacio Arraiz, "los trabajadores que pueden sentirse más seguros son los que tienen una relación más directa con los clientes, porque normalmente son los últimos de los que prescinde la empresa".

Mercedes Fernández, de Moa BPI, destaca que la empresa suele optar por quedarse a los trabajadores "que tienen más recorrido profesional dentro de la compañía, por ejemplo empleados con buena formación e idiomas, que si sobran en su departamento podrán recolocarse fácilmente en otro". En cuanto al sexo del empleado, Fernández asegura que en igualdad de condiciones no es un factor decisivo para la empresa a la hora de decidir quién sobra, aunque reconoce que las mujeres que hayan solicitado reducción de jornada por maternidad tienen más números porque pueden dar una imagen de "poco implicadas" con su trabajo y "la empresa ante un despido siempre se quedan con los que son muy pro empresa". En este sentido, Fernández explica que la empresa comenzará la criba por aquellos empleados que de un modo u otro se hayan mostrado "rebeldes" en el trabajo, por ejemplo por haberse negado en algún momento a hacer una determinada tarea.

Y es que, según Fernández, buena parte de los despidos individuales tienen su raíz en una mala relación entre jefe y subordinado. "Actualmente las relaciones personales son muy importantes dentro de la empresa - advierte-: trabajas con personas y la relación que mantienes con ellos no puede ser sólo profesional. Al final los que se quedan son los que se implican y crean un buen ambiente de trabajo. Si en cambio tienes a un trabajador que no se relaciona con nadie y causa mal rollo en su entorno laboral, en igualdad de condiciones será el primero en irse a la calle".

Si intuye que su jefe está pensando en prescindir de sus servicios, una opción puede ser el contraataque: no quedarse lamentándose y esperando que le llegue la carta de despido, sino pasar a la ofensiva ofreciendo una actitud irreprochable y mostrándose más proactivo que nunca. "Mucha gente tiene una constante paranoia de que podría perder su empleo - explica José Ignacio Arraiz, presidente de Hay Group-. Todos hemos temido alguna vez por nuestro puesto de trabajo y es un miedo normal. Pero si en un momento dado se comprueba que estas sospechas son ciertas, lo que debería hacer un buen profesional es seguir trabajando bien hasta el último día, porque así la empresa siempre podrá hablar bien de él". Arraiz recuerda que "cualquier reacción poco profesional del empleado puede acabar justificando un despido que en principio no tenía motivos objetivos". Evidentemente, el trabajador también debe pensar en sí mismo y comenzar a buscar un nuevo empleo, añade Jordi Vilà, de Human Management Systems, "pero a la vez continuar cumpliendo con su cometido al 150%: hay que salir de la empresa por la puerta grande, y si es a hombros mejor".

José Ignacio Arraiz asegura que "ya nadie entiende el trabajo como algo para toda la vida y por eso, afortunadamente, en la actualidad perder un empleo ya no es tan traumático como lo era hace 10 o 20 años". En cambio, Francesc Gallissà, abogado del Colectivo Ronda que lleva décadas defendiendo judicialmente a trabajadores despedidos, asegura que "actualmente un despido es más traumático que nunca, porque antes un trabajador sabía que encontraría un nuevo empleo en menos de un mes pero ahora saben que lo único que hay son trabajos temporales o mal pagados. Además, en algunos sectores tener un despido en el historial supone pasar a una lista negra, porque con las nuevas tecnologías cualquier empresa puede averiguar tu historial laboral".

Gallissà lamenta que "antes cuando un jefe perseguía a un empleado había un sentimiento de solidaridad entre los compañeros y todos hacían piña en torno a él, de manera que se sentía arropado. En cambio, ahora todos se apartan y lo ignoran, no sea que les toque a ellos ser los siguientes en caer".

A menudo las diversas señales de alarma hacen prever la llegada de la carta de despido, pero muchos trabajadores pueden encontrarse la liquidación sobre su mesa totalmente por sorpresa. Hasta el punto de que, en el Reino Unido, la empresa aseguradora The Accident Group utilizó mensajes al teléfono móvil (SMS) para comunicar el despido a más de 2.000 empleados de sus oficinas de Manchester.

Aunque en España no se ha llegado aún a estos extremos, algunos empleados se han encontrado el finiquito sobre la mesa de manera insospechada. Gallissà, del Colectivo Ronda, recuerda el caso de un trabajador de una empresa de Sabadell: la hija de su jefe estaba enamorada de él y al jefe le encantaba como yerno, pero para el empleado la chica era sólo una amiga. Al aclarárselo a su jefe, la reacción de éste como suegro despechado fue presentar la carta de despido al joven que había osado rechazar a su hija. La chica declaró en el juicio a favor del empleado y en contra de su propio padre y finalmente el trabajador fue readmitido, pero se le adjudicó un despacho en un patio, rodeado de perros, de manera que cuando el empleado deseaba ir al lavabo tenía que pedir a alguien que sujetara a los canes. Ante esta situación, el trabajador volvió a denunciar a la empresa y al final aceptó irse, con una indemnización

Otro que se encontró el finiquito por sorpresa fue un empleado de la planta de Bimbo en Granollers que, desde el ordenador de su casa y fuera del horario laboral, había enviado a sus compañeros por e-mail un chiste en contra de la empresa. El chiste llegó a sus superiores y fue despedido, aunque finalmente el juez falló a favor del empleado. Yes que las nuevas tecnologías pueden llegar a costar un puesto de trabajo. Si no que se lo pregunten a un operario de la empresa municipal de limpieza de Málaga a quien se le ocurrió hacer un caballito mientras conducía un camión de recogida de residuos. La cosa no hubiera ido más allá de la fantasmada callejera si la hazaña no hubiese sido grabada con un teléfono móvil y posteriormente colgada en la web YouTube a la vista de cualquier internauta, incluidos sus jefes.

Nuria Peláez
La Vanguardia

1 comentario:

Anónimo dijo...

Por si no saben lo que pasa en Cataluña.

http://www.youtube.com/watch?v=KC0vtl3O8EA